El gran momento
Muchos somos amantes de la naturaleza, de sus ritmos y sonidos, no es necesario ser un experto en estas áreas para poder disfrutar y maravillarse con el sonido y las migraciones de las aves y animales en general. Carolina Echeverri es una apasionada de las aves y comparte con nosotros sus percepciones desde Colombia sobre el sonido de las aves y algunas sugerencias para mantenernos atentos a los sonidos y movimientos de la naturaleza.
Antes de comenzar la lectura quiero contar que vivo en Colombia, un país donde no existen las estaciones. Esto, para quienes nos leen desde el sur o norte del continente, puede sonar muy extraño. ¿Cómo?, ¿no tienen verano, otoño, invierno y primavera? Pues, no. Entonces, ¿cómo hacen?, ¿qué clima tienen?
Básicamente, y para no ponerme un poco nerd, diré que, al estar tan cerca de la línea del Ecuador, el sol llega con la misma intensidad todo el año. Entonces, el único cambio climático que tenemos -que se llama invierno y verano- está relacionado con las lluvias, y la temperatura presente todo el año en todas las regiones se da por la altura en la que estén sobre el nivel del mar. Por esta razón hay ciudades frías como Bogotá (que está a 2.600 msnm) o calientes como Cali (a 1.000 msnm).
Esa es más o menos la explicación que quería dar antes de comenzar este texto, en el que quiero hablar de las migraciones de los animales. Estas son, para explicarlo corto y sencillo, estrategias de supervivencia de las especies ante la variabilidad de las condiciones del ambiente en donde están.
Investigando sobre el tema, pude aprender que las migraciones de muchos animales se llevan a cabo con el propósito de procrear, poner huevos o dar a luz a sus crías en lugares apropiados o dónde se sientan a salvo de los depredadores. Y es instintiva, va en los genes de cada especie que necesita hacer estos viajes para seguir en este planeta. ¿No es hermosa la naturaleza?
Aún más hermoso es que en mi país Colombia lleguen unas 300 especies ¡a “darse el vueltón”! “Insectos, peces, tortugas, aves, murciélagos y mamíferos acuáticos; muchas de ellas lo hacen durante los inviernos de las zonas templadas, en busca de una residencia transitoria, en ambientes donde el alimento es abundante y las temperaturas son benévolas; algunas lo hacen para retornar a los lugares donde nacieron y depositar allí sus huevos o a parir sus crías y otras para hacer una breve pausa y reponer energías antes de seguir su largo viaje; sin embargo, hay unas cuantas cuyo propósito de viaje es totalmente desconocido”1.
Migraciones aladas
Aunque me atrae muchísimo contarles la historia de la ballena jorobada o yubarta, que recorre más de 8.000 kms. a lo largo de la costa occidental de Sudamérica, en busca de aguas cálidas para copular o tener a sus crías, no lo haré. Me enfocaré en las aves, esos maravillosos seres alados que no sólo decoran todos los rincones del planeta con sus hermosos colores, sino que también crea los más bellos conciertos que podamos haber escuchado, si es que nos abrimos a los sonidos de la naturaleza, y no nos dejamos absorber por el “ruido” de las ciudades. También hay aves, como las rapaces que son excelentes controladores de plagas, hay otras aves que polinizan, entregan tantos aportes y belleza a la naturaleza que nos entregan las aves.
Tengo un podcast, llamado "Relatos sonoros de la montaña", en el cual reproduzco sonidos de las aves que he captado en diferentes lugares del mundo y Colombia, los invito a escuchar este episodio, donde podrán oír a las aves de una región de mi país que me sorprendieron infinitamente y me regalaron una experiencia sonora maravillosa e inolvidable. Es por eso que hoy me atreví, aunque no sea ornitóloga a escribir sobre algunas aves migratorias. Creo que la sensibilidad por este planeta que somos todos, nos permite tomarnos esas licencias.
Una rapaz muy audaz
Una especie de ave rapaz es el aguilucho chico (Buteo albigula), un ave que se reproduce en los bosques templados de Chile y Argentina y, una vez termina la etapa de crianza, migra al norte de Suramérica entre marzo y mayo2 para después, hacia septiembre, volver al cono sur a reproducirse.
En Colombia se le conoce como gavilán gorgiblanco, y es considerada por los ornitólogos como una rara especie de ave rapaz; casi no se posa en los árboles sino que planea buscando su presa, que suelen ser aves más pequeñas.
Uno de los lugares donde lo podemos ver en Colombia es en el Parque Chingaza, un parque natural que está muy cerca del lugar donde vivo y que supera los 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Como me fascina los cantos (o vocalizaciones como dicen los expertos) de las aves, les puedo decir que este aguilucho tiene un silbido fino y aflautado, tanto en vuelo como cuando está posado. Lo pueden escuchar en esta maravillosa página3.
El azul en el cielo
Otra ave migratoria y muy hermosa que engalana los humedales de Bogotá entre los meses de octubre y marzo, es el calamoncillo americano (Porphyrio martinica), conocido en Colombia como tingua azul, nombre de origen muisca (pueblo indígena que habitó nuestros territorios antes de la llegada de los españoles). Pero lo más maravilloso es que se le ha visto hasta en la Patagonia chilena.
La tingua azul es un ave acuática grande (de unos 33 cms) que habita en los pantanos del sureste de Estados Unidos. Su cuerpo tiene un increíble color azul púrpura y unas largas patas amarillas que le contrastan y que son las que le ayudan a caminar entre humedales y pantanos, su lugar favorito.
Es omnívora, le encantan los tallos, hojas, raíces, semillas e insectos. A diferencia del aguilucho, cuando pasa por las ciudades (como Bogotá), suele tener accidentes al confundir el reflejo azul de las ventanas de los edificios con el cielo y se estrella. Mi pareja, Dani, quien es también el ilustrador de este texto, tuvo la triste oportunidad de ver caer una tingua desde muy alto al chocar con un ventanal; no pudo hacer nada. Murió con el golpe en el aire o con la caída, lo cual lo llevó a dibujarla.
Mi propósito no era terminar el texto así, pero es la triste verdad: aunque la naturaleza ha ido forjando a través del tiempo un movimiento maravilloso y perfecto, en muchas ocasiones se destruye o extermina por las acciones del hombre en su intento por dominar el planeta. Muchas de las especies migratorias son vulnerables a las acciones directas o indirectas de los seres humanos y se encuentran en serio riesgo de desaparecer.
Según la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), organización que coordina la evaluación del nivel de amenaza de la biodiversidad y elabora la denominada "Lista Roja" 4, al menos 130 especies de fauna altamente migratoria —que efectúa regularmente travesías muy largas— están en peligro de extinción; en su mayoría se trata de aves, pero figuran también tortugas marinas, peces y cetáceos.
Como siempre, ante este y otros problemas ambientales - que son responsabilidad de las acciones humanas insostenibles y egoístas-, la invitación es a investigar, preguntar y hacer algo, lo que sea, lo que aporte a mejorar, a proteger, a cuidar.
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