En busca del metabolismo social
Como sociedad podemos ser motores de cambios, muchas veces la pregunta es ¿cómo? Naturaleza Pública nos explica como ellas han creado proyectos y un objetivo en la Patagonia, trabajando para proteger el medio ambiente y su entorno, uniendo el diseño, la arquitectura y la naturaleza. Haciendo del rol de los humanos uno en el que somos responsables con el entorno.
Eso fue lo que dio vida a Naturaleza Pública.
Estamos acostumbrados a escuchar, y lo hemos normalizado por completo, que las personas somos el principal agente depredador de los ecosistemas. ¿Qué pasaría si te dijera que podemos ser un agente esencial en su regeneración? ¿Te preguntarías cómo? Esta es la pregunta que nos inspiró a nosotros.
Partimos identificando focos de fricción entre personas y naturaleza en el lugar donde vivimos, y buscamos formas de repensar esa relación para que se transformaran en puntos de encuentro que propiciaran conciencia, valoración y conservación de los ecosistemas.
Entendíamos que los humanos eran un componente esencial en la ecuación pero siempre los considerábamos en un formato pasivo, como usuarios del proceso de participación pública o como visitantes posteriores, enfocando nuestros esfuerzos en que sus actividades, estando en el lugar, dejaran de hacer daño… y esa mitigación tratábamos de lograrla a través de decisiones en lo construido.
“Dado que uso y conservación son mutuamente dependientes y no necesariamente contradictorios no cabe la posibilidad lógica de separarlos. El desafío, en este sentido, es dar cuenta del metabolismo social que hace posible la regeneración”1.
Con esa cita descubrimos el Metabolismo Social, un concepto que cambió nuestra manera de pensar. Nos permitió entender que hay ciertas reformulaciones en las relaciones entre las cosas que pueden dar un resultado muy distinto. Y el nombre que habíamos elegido, Naturaleza Pública, cobró un sentido nuevo.
Al igual que el metabolismo corporal busca entender las distintas dinámicas de lo que sucede en nuestro cuerpo, los ecosistemas tienen su propio metabolismo. Y las personas, al ser parte de estos ecosistemas, podemos ser agentes que lo degraden o regeneren. Así entendemos el Metabolismo Social, la búsqueda de esa fórmula que permite a las personas no solo dejar de hacerle daño a los ecosistemas sino también propiciar y potenciar su prosperidad, en un ciclo cerrado de retroalimentación.
“Lo que posibilita la vida de ambos no es la supremacía de uno o de otro, sino la relación que establecen y a través de la cual se demuestran las posibilidades del simultáneo florecimiento de humanos, árboles y demás especies”2.
¿Cuál era la variante que permitía que la fórmula diera un resultado distinto? Así comenzó a gestarse la idea de crear un Vivero de Flora Nativa en y para la Patagonia. Lo vimos como un "catalizador" de este metabolismo regenerativo, una herramienta para sensibilizar y actuar, permitiendo que las personas pudieran volver a entender cómo nos afectamos todos, primer paso para iniciar una relación metabólica de regeneración mutua.
Nuestros proyectos ahora son gestados desde esta matriz, desde la forma en que las personas adquieren responsabilidades además de derechos, los cuales afectan positivamente la salud de los ecosistemas, las personas y la relación entre ambos.
Un ejemplo de esto es el Plan Maestro de Áreas Verdes de Puerto Ingeniero Ibáñez, cuyo encargo inicial por parte de la Municipalidad fue el diseño organizado de los espacios públicos al aire libre y que terminó siendo una propuesta integral de planificación urbana, incluyendo un cinturón verde en torno a la localidad, corredores biológicos y una propuesta de autoabastecimiento de plantas nativas con mano de obra local.
Su implementación comenzó abordando el punto más frágil del cinturón verde, el cual se está buscando proteger a través de la declaratoria de Humedal Urbano, pionera a nivel regional. El siguiente paso está siendo la puesta en marcha de la zona de endurecimiento de las plantas nativas que comenzarán a recibir desde CONAF y nuestro vivero.
En estos momentos nos encontramos colaborando con la Municipalidad para que las siguientes etapas que comprende el Plan Maestro involucren de forma activa y constante a los vecinos.
Creemos que proyectos como éste pueden ser un ejemplo de un metabolismo social que promueve relaciones sinérgicas entre la comunidad y su entorno.