Tendencias en paisajismo
Verónica nos escribe acerca de las nuevas tendencias en paisajismo, jardines que revierten una involución que ha ido ocurriendo con los años y con propuestas de funcionalidad. Nuevos jardines con mayor biodiversidad, menor mantención y mejor manejo de agua, entre otras características.
Siempre he pensado el diseño de parques y jardines como un complemento a la arquitectura, una forma de mejorar los espacios con un componente estético pero que éste siempre debe venir acompañado de una función.
Como escribí en la edición anterior, los orígenes del jardín en medio oriente y la cuenca del mediterráneo tenían dos funciones: proveer sombra y alimento. Si bien las necesidades han evolucionado a que estos sean espacios de ocio y biodiversidad, las áreas verdes fueron privilegiando sólo el ornato hasta el punto que llegamos hoy: jardines que no sustentan su atractivo en el tiempo, incluso cuando su mantenimiento es caro.
Las principales causas del deterioro de los parques y jardines se debe a que se utilizan especies que no toleran radiación (exóticas o nativas), nulo manejo del agua y mal uso de la mano de obra.
¿Por qué en Chile la radiación es tan alta?
Para sorpresa de muchos, la tierra no gira en un círculo perfecto alrededor del sol, sino que su traslación forma una elipse que durante el transcurso del año se acerca y se aleja de nuestra estrella.
Es por esto que nuestras especies nativas, como también las sudafricanas y australianas, tienen la mayor tolerancia a pleno sol. A pesar de estas cualidades, las plantas funcionan mejor si se plantan en grupos, para que se protejan sus hojas y corteza unas a otras durante el día, dejando atrás el clásico diagrama de dejar a cada árbol un espacio.
Se recomienda no temer a la mayor densidad, los árboles se acomodan y esta composición de diferentes estratas puede ayudarnos a incluir especies mas delicadas bajo su sombra, filtrando la luz directa. Tener en cuenta que existen plantas nativas que prefieren lugares mas protegidos del sol.
¿Por qué han desilusionado muchos jardines de bajo requerimiento hídrico?
La respuesta es sencilla: los riegan en exceso. Cuando se habla que una planta necesita poca agua, se refiere a la frecuencia de riego, no a una limitada cantidad todos los días. Es decir, es mejor un riego largo cada 10 días que varios cortos durante la semana.
Estas especies no solo están acostumbradas a periodos secos, sino que lo necesitan, pero en ninguna circunstancia prosperan en suelos con exceso de agua (produce anoxia, falta de oxígeno).
Como regla general, las plantas no toleran los suelos saturados, al no haber aire en el suelo la raíz no obtiene el oxígeno para generar la energía que le permite absorber el agua, es por esto que los síntomas de exceso y falta de agua son los mismos.
Cuando una persona ve las plantas amarillas, tiende a pensar que les falta riego, agravando el problema. La planta al ser incapaz de tomar agua, tampoco puede tomar los nutrientes, dando como resultado un malgasto de agua y abono.
Es importante capacitarse al realizar el cambio a plantas de bajo requerimiento hídrico, aprender a manejar el agua probando la frecuencia de riego, observar cómo se expresan las plantas, tocar la tierra y analizar su humedad. Generalmente no se riegan más que una vez a la semana si están plantadas en tierra.
¿Cómo bajar la mantención de un jardín?
Con el paso de los años, la mano de obra calificada es más escasa, por lo que las labores en el jardín se deben reordenar. La buena noticia es que los jardines y parques se pueden beneficiar de la menor intervención, eliminando prácticas obsoletas que revisaremos a continuación:
- Poda constante y sistemática: Los árboles urbanos no necesitan podas (sólo si es necesario, la poda de formación dentro de los primeros 3 años) y los arbustos no tienen que tener todos formas de “bola”. El constante despunte de estos últimos impiden el desarrollo del macizo como un continuo verde, eliminan las flores y afectan la forma de su estructura. Es una práctica que se debe hacer en algunas especies de manera esporádica.
- Fertilización constante y calendarizada: Todos los parques están sobre fertilizados, principalmente con abonos altos en Nitrógeno. Este genera un crecimiento desmedido, aumenta la frecuencia de poda/corte de pasto, produce tejidos más propensos a plagas y enfermedades (más costo en fumigación), fuerza a la planta a crecer en pleno verano (cuando su tasa de crecimiento es menor), obligándola a gastar más agua. Las fertilizaciones deben ser máximo dos: una en otoño (la más importante) y un refuerzo, en caso que sea necesario, en primavera. Disminuir la frecuencia de fertilización reduce la mantención y costos.
- Picado de suelo: Práctica difundida en las áreas verdes para “airear” la tierra, siendo una concepción errónea. Lo que provoca mayor deficiencia de oxígeno en el suelo es el sobreriego, que a la vez genera compactación. Además, el picado de tierra rompe raíces y perjudica a los microorganismos del suelo.
- Barrer y eliminar las hojas en otoño: ¿Cuántas horas se gastan en barrer hojas? ¿Cuántas se llevan en la basura? Al hacer esto, estamos sacando del sistema “alimento gratis”. Se pueden realizar dos cosas con las hojas, se pueden dejar bajo los árboles (como muchos parques en Europa) o se llevan a un macizo. Esto sirve como mulch, agrega materia orgánica, evita la compactación, resguarda microorganismos e insectos beneficiosos y disminuye los requerimientos de agua al evitar evaporación desde el suelo.
En los predios agrícolas con árboles productivos de alta intervención y mantención (podas, fertilizaciones y fumigaciones constantes), la planta tiene una duración máxima de 20 años con buen rendimiento, luego se cambia. No debemos ver los parques de la misma forma, queremos que los árboles duren más de 100 años y para eso debemos trabajar con la naturaleza, no contra ella.
“El jardín en movimiento sostiene que los jardines y el paisaje no son espacios estáticos que deben controlarse, sino lugares donde la naturaleza debe seguir su curso, donde las especies vegetales deben instalarse de forma espontánea y desarrollarse libremente de modo que la experiencia estética surja de la contemplación de los propios procesos espontáneos de sucesión biológica.
- Gilles Clement, El Jardín en Movimiento.
La labor del jardinero ya no consiste en domesticar la naturaleza mediante la imposición de un punto de vista predeterminado y estricto, sino en conocer las especies y sus comportamientos, observar las dinámicas naturales y la corriente biológica que anima el lugar para orientar y explotar al máximo sus características naturales”.
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