¿Cuánta basura generas a diario? Una invitación a reducirla.
En este artículo, Fernanda, bióloga ambiental, nos explica el camino de la basura y mediante cifras impactantes nos hace una invitación a mejorar la relación con los desechos que producimos y a mejorar el manejo que tenemos de los mismos.
Según la publicación What a Waste 2.0 del Banco Mundial, una persona genera, en promedio, 1,11 kilos de basura al día. Eso quiere decir que una familia de cuatro personas podría llegar a generar hasta 1,6 toneladas en un año. De acuerdo a la última información del Ministerio de Medio Ambiente en Chile se generan 8,1 millones de toneladas de residuos de origen domiciliario al año. De estos residuos se estima que más de la mitad corresponden a residuos de origen orgánico.
¿Dónde va toda esa basura una vez que sale de nuestra casa?
El camión recolector se lleva los residuos de tu casa y en el mejor de los casos llega a un relleno sanitario. En Chile el 60% de los residuos van a sitios de disposición que cumplen con la normativa (Decreto Supremo 189/2005), el resto llega a sitios no autorizados tales como vertederos o basurales ilegales. ¿En qué se diferencian? Un relleno sanitario cuenta con una capa de impermeabilización que evita que el jugo de basura llamado lixiviado se filtre hacia las napas subterráneas, contaminando suelos y agua. A su vez, se realiza una cobertura diaria de los residuos, evitando la proliferación de vectores como ratones o aves. En último lugar, el biogás generado a partir de la descomposición de los residuos, se recolecta y en algunos casos es aprovechado como energía. Estas consideraciones de los sitios de disposición permiten que el impacto en la disposición de nuestros residuos sea mínima, algo que no sucede en el caso de los vertederos ilegales. El problema es que el espacio que tenemos disponible para la construcción de nuevos centros de disposición es acotado, y si bien todo sistema de gestión y manejo de residuos debe contar con un sitio de disposición de los desechos que no pudimos evitar, reciclar o valorizar, la tendencia es a que cada vez sea menos lo que llega a disposición final.
¿Qué acciones se han tomado para disminuir los residuos?
Muchas veces estos residuos son recursos valiosos, por lo que se vuelve fundamental que no lleguen a disposición final y sean enterrados junto al resto de los residuos descartables que no se pueden valorizar.
Este número irá en aumento, sobre todo por las políticas, programas e iniciativas que se han implementado tanto a nivel nacional como local. En este aspecto muchos municipios han hecho su aporte con proyectos que van desde la entrega de contenedores domiciliarios, programas de compostaje o vermicompostaje domiciliario, hasta la implementación de sistemas de recolección “casa a casa”, que son el escenario ideal.
Sin embargo, debemos ir un paso antes. Si bien es bueno reciclar y gestionar nuestros residuos de una manera adecuada, de acuerdo a la jerarquía del manejo de los residuos, en primer lugar debemos apuntar a la prevención de su generación.
Es así como todo desecho se transforma en un recurso que sirve de insumo a otros procesos dentro del mismo sistema.
En ese sentido cabe preguntarnos: ¿Qué estamos botando a la basura? ¿Son todos desechos? ¿Puedo aprovechar algo, regalarlo o darle una segunda vida? ¿Puedo evitar el residuo de alguna manera? Esto también nos invita a pensar y reflexionar en torno a las decisiones de consumo que tomamos y cómo estas impactan mucho más allá de nuestro hogar/oficina/colegio. En este sentido, el aporte que cada uno de nosotros puede hacer al momento de tomar la decisión de consumir un producto determinado es clave. No por nada uno de los objetivos de desarrollo sostenible, adoptados en 2015 por las Naciones Unidas, hace referencia a la "Producción y Consumo Responsable", donde una de las metas que se plantean consiste en "de aquí a 2030, reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización". Como dato, actualmente 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician en el mundo. ¿Cómo podemos evitar que esto suceda? ¿Podemos hacer algo que esté a nuestro alcance?
Preferir alimentos frescos y de temporada en vez de los procesados o importados. Los productos importados, por lo general han recorrido grandes distancias para llegar al supermercado o almacén de la esquina, lo que implica una gran huella de carbono asociada a ese producto, sobre todo asociado a transporte. Por otro lado, demandan materiales en su empaque y embalaje, los que una vez que llega el producto al mostrador, debe ser desechado. En el último periodo nos hemos acostumbrado a comer de todo durante todo el año, siendo que la naturaleza nos provee lo que necesitamos de acuerdo a la época del año en la que nos encontramos. Por ejemplo, en otoño e invierno los cítricos son claves, aportando vitamina C al organismo. Preferir alimentos y productos de productores locales asegura que lo que estamos consumiendo fue cultivado y cosechado en la zona que vivimos, fortaleciendo además el desarrollo y economía local. Por último, si tienes la posibilidad de elegir, siempre prefiere los productos que generen menos residuos. Cada envase, envoltorio o embalaje que contenga el producto, requerirá una cantidad de agua y energía que permita a futuro su reciclaje o valorización.
La invitación es a mirar tus residuos, reflexionar con respecto a lo que estás tirando a la basura y que podrías evitar, así también con lo que estás comprando. No es necesario adquirir todas estas conductas y hábitos de una sola vez, pero siempre será un aporte empezar por alguna de ellas.
Algunas cuentas de Instagram que muestran hábitos de consumo responsable y gestión de residuos a nivel domiciliario: