Cocina consciente: el arte de nutrir el cuerpo con alimentos vivos

Mi vida se puso HD.

Si te dijera que tu cuerpo es un sistema computacional de máxima tecnología y que los alimentos son los dispositivos USB que le traspasan información para poder funcionar, ¿cambiaría la percepción que tienes sobre tu cuerpo y tu relación con los alimentos? 

Desde el punto de vista holístico todo es intercambio de información. Somos receptores y transmisores de ondas electromagnéticas que van y regresan con información. Los pensamientos, las emociones, las sensaciones, nuestros sentidos, las palabras. Estamos afectando constantemente nuestro entorno y él nos afecta de vuelta. 

Este intercambio se da en todos los niveles. Uno de los que más influye en nuestro comportamiento y estilo de vida es la comida. 

Una lata de atún o un puñado de frutillas nos aportan información, distintos tipos claro, pero información al fin. Lo importante es elegir de forma consciente qué tipo de información es la que queremos y permitimos entrar a nuestro cuerpo, a nuestra vida. 

La calidad de los datos traspasados a nuestro sistema es fundamental. Si a diario eliges información de mala calidad tu sistema se llenará de virus hasta que tu disco duro se bloquee y colapse. Por el contrario, si la información con la que alimentas tu sistema es de buena calidad, todo se mantendrá actualizado y procesarás la información de manera eficiente, funcionando a la perfección. 

Los alimentos que provienen del reino vegetal vienen cargados de nutrientes y enzimas vivas, contienen oxígeno y mucha agua, el nutriente más importante. Pura información de primera calidad. En paralelo, por el lado de la industria tenemos productos comestibles, no podría llamarles alimentos porque no alimentan, fabricados con componentes y químicos artificiales, hechos para que duren el mayor tiempo posible y con sabores, colores y aromas que jaquean el cerebro para volverlo adicto y aletargado. Ingredientes que en vez de hidratar nuestro cuerpo, lo deshidratan. 

La forma en que nos alimentamos afecta nuestra vida más allá del cuerpo físico. La calidad de información que dejamos ingresar por nuestra boca influye en nuestra lucidez, la percepción que tenemos de la vida, el nivel de nuestra consciencia, nuestra autenticidad y hasta los niveles de felicidad que sentimos. 

Un cuerpo mal nutrido con productos procesados e industrializados es un cuerpo inflamado, con poca energía, pesado, adolorido e incómodo. Un cuerpo que ha disminuido tanto su energía vital que se le hace muy difícil explorarse en otras profundidades para auto descubrirse, entender quién es y qué le hace feliz. 

Somos seres espirituales habitando cuerpos materiales 

La espiritualidad es un espacio que trasciende el cuerpo y la mente. Es nuestro mundo interior. Ese universo único cuyo propósito es la expansión a través de la re conexión y el reconocimiento de nosotros mismos. 

Conexión que se logra cuando salimos de la tan nombrada zona de confort, cuando dejamos de tomar decisiones en piloto automático y empezamos a elegir desde la consciencia. Cuestionando y entendiendo. Sintiendo y eligiendo. 

Uno de los principales mecanismos que tenemos para ampliar nuestra percepción y consciencia son nuestros sentidos. A través de ellos es que experimentamos la realidad y recibimos la sabiduría de la vida. Un cuerpo abandonado, en desequilibrio e intoxicado tendrá dificultades para recibir y procesar la información proveniente del exterior y del interior. Mientras que un cuerpo equilibrado, liviano y bien nutrido habrá limpiado sus sentidos,  despejado su mente y se mantendrá lúcido para poder recibir la información de vida sin interferencias. Habrá afinado su intuición, activado y expandido su centro cardíaco. Desde ahí dirigirá su vida, cada vez con mayor coherencia. Sintiendo, pensando y actuando en pro de su paz mental, emocional y en la de los otros. 

Cuando digo que a mí la alimentación de la tierra me cambió la vida, y lo cuento seguido, me refiero a un cambio en 180 grados. La calidad de mi alimentación se empezó a reflejar en la calidad de mi vida. Mejores relaciones, pensamientos más positivos, emociones libres y decisiones con más sentido. Todo mejoró. 

Mi vida se puso HD. Empecé a percibir más. Distintas y más variadas tonalidades de colores, aromas que antes jamás sentí, más generosidad en el mundo, más sonrisas en las calles, más ganas de vivir. 

Alimentarnos de forma natural, estar presentes mientras elegimos nuestros alimentos, mientras los preparamos y los comemos, es una decisión que se toma a diario. Puede que al principio sea más desafiante mientras re calibramos años de información errónea, pero una vez que el cuerpo y el alma se alinean con la tierra a través de sus alimentos no hay vuelta atrás. Nos reconocemos, el alma sonríe y entiendo perfecto cuál es el camino. 

¿Qué es la comida viva o raw food?

Soy profesora de cocina consciente y entre mis clases enseño cómo preparar comida raw o comida viva.

La cocina viva, también llamada “Raw Food” en inglés, es el arte de nutrir al cuerpo con alimentos vivos, que provienen de la tierra, crudos y que al prepararse no superan los 45ºC de temperatura.

Es un estilo de vida que se viene practicando hace más de 2.000 años. Se trata de un tipo de alimentación basada en plantas y con ingredientes 100% naturales.

Se evitan al máximo los ingredientes que contengan químicos artificiales y que hayan sido intervenidos por máquinas industriales. No se utilizan ingredientes de origen animal y en lo posible “cocinamos” con alimentos libres de gluten.

La filosofía detrás de este movimiento responde a la idea de que los nutrientes de los alimentos se preservan en su estado puro si no son sometidos a altas temperaturas, como lo hacemos en la cocina tradicional.

Por lo tanto, nuestro cuerpo recibe una concentración importante de nutrientes y enzimas vivas que llenan de vida nuestras células y nos mantienen en un estado de óptima energía y salud.