Otoño en el jardín
En esta edición dedicada al otoño, Paula Rosales comparte con nosotros la explicación del por qué de las estaciones y la importancia de la caída de las hojas, tanto para los árboles, como para el suelo y naturaleza en general. Los invitamos a leer sobre estos cambios y las hojas caídas de colores rojos, naranjos y amarillos.
Los cambios estacionales influyen en la duración del día y la noche, en la luminosidad, en las temperaturas, en el comportamiento de las aves migratorias, en la caída de hojas, producción de frutos. Influyen en las corrientes marinas, en todos los hábitos y comportamientos de los seres que habitan el planeta Tierra. Particularmente, en los seres humanos los cambios de estación actúan inclusive en la producción de hormonas como la melatonina y serotonina, afectando los estados anímicos y el comportamiento de todos en general. Es por ello que es importante ser conscientes de estos movimientos, ya que nos ayudan a comprender nuestro entorno y a nosotros mismos.
En Chile y en todo el hemisferio sur, de acuerdo al calendario gregoriano y el método de clasificación de las estaciones bajo el concepto astronómico, el 21 de marzo se dio inicio al otoño. Para esta clasificación se considera la inclinación del eje de giro de la Tierra respecto al plano de su órbita respecto al Sol, dando origen a las cuatro posiciones de la órbita terrestre a las que se les denomina solsticios de verano e invierno (se produce la mayor o menor altura aparente del sol y la duración del día y la noche son las máximas del año), y equinoccio de primavera y otoño (el día y la noche tienen aproximadamente la misma duración). Resumiendo, cercano al 21 de marzo, el equinoccio de otoño comenzó y extiende esta estación hasta el solsticio de invierno que será el 21 de junio.
El otoño: etapa de transición entre el verano e invierno
Lo podemos reconocer por el momento en que árboles y otras especies caducas comienzan a desprenderse de sus hojas, buscando enfrentar la disminución de las horas de luz (menos fotosíntesis y menos energía), el frío del suelo y la dificultad para la captación de agua por parte de las raíces cuando ésta se congela. Las temperaturas descienden, la luminosidad baja y los días se hacen más cortos que en el verano.
Las hojas se comienzan a poner amarillas, pasando por diferentes tonalidades hasta llegar al café y, con la ayuda del viento, estas caen al suelo y pasan a cumplir otro rol en la naturaleza. Ya no harán fotosíntesis ni trasladarán nutrientes, sino que ahora pasarán a descomponerse en el suelo y a transformarse en el abono natural que permitirá sostener el ciclo de la vida.
Existe una técnica en la agricultura y jardinería ecológica llamada mulch o cobertura vegetal, que busca justamente imitar este proceso natural, donde se pone a propósito una capa de hojas o algún otro material como paja seca sobre el suelo, buscando todos los beneficios que la naturaleza entrega de manera espontánea dentro de un bosque. Beneficios como la retención de humedad, protección contra la erosión, regulación de la temperatura en el suelo, y en su proceso de descomposición ser fuente de alimento para microorganismos, lombrices y trituradores que transforman y dejan disponible esa materia orgánica como nutrientes para las plantas.
Es por esto, que el otoño nos trae un gran regalo, podemos aprovechar todas las hojas caídas para hacer un manto de protección y fuente de alimento para la vida vegetal.
También puede ser un buen momento para podar plantas o árboles y utilizar esa masa vegetal para cubrir el suelo.
Existe una realidad que no se puede desconocer. En la ciudad las hojas son mal vistas como suciedad. Las bolsas de basura en las afueras de las casas y parques, comienzan a ser parte indeseable del paisaje otoñal, generando toneladas extras de una “basura” que desde otra mirada, es un material vegetal sumamente rico del que jamás debiéramos deshacernos. Claro está que no siempre son beneficiosas, ya que en el jardín pueden existir especies que son incompatibles con el dejar las hojas en el suelo, como por ejemplo, cuando tenemos pasto, ya que las hojas caen sobre él, le dan oscuridad, exceso de humedad y termina pudriéndose.
Es por ello que en esos casos lo que se recomienda es barrerlas, recogerlas y luego llevarlas a otro lugar, como por ejemplo a cubrir la base de otros árboles o cultivos, o también las puedes compostar para transformarlas en la conocida tierra de hojas.