El origen de un nombre
Fabiana nos cuenta cómo llegaron al nombre de su restaurante, en un relato rápido, entretenido y que invita a querer conocer su nuevo emprendimiento, Tucunaré, en Pipa, el norte de Brasil.
La vida puede ser de infinitas maneras, pero asegúrate que sea lo más parecido posible a lo que soñaste.
"El origen", me dijo Paula, "¿te animas a escribir? Ese es el tema de la próxima edición".
Entonces pensé que podía escribir sobre infinidad de cuestiones, porque todo tiene un origen, un inicio. Podía escribir de un amor, de la familia, de proyectos, ¡hasta un suéter tejido a mano tiene un comienzo!
Éste puede ser de infinitas formas, pero todo tiene un comienzo y eso es innegable.
Me llamo Fabiana, y mi nombre también tiene un origen. Mi madre, amante de lo noticioso, seguía la historia de un señor paraguayo que había ganado mucho dinero jugando al PRO.DE, tanto dinero que fue noticia durante muchos días. Hoy sería trending topic. Lo más atrapante de la noticia era que negaba a su mujer para no compartir el premio. Ella se llamaba Fabiana. Tan inspiradora fue la noticia para mi madre, que aquí me tienen. Me hubiese gustado tener el nombre de una musa, como Gala para Dalí, pero no fue así.
Desde que abrí los ojos en este mundo la vida me sorprende, como mi madre.
Así comienza mi historia, hoy 50 años después, y luego de haberle puesto nombres a hijos, tiendas, marcas y restaurantes, me encuentro en otro país, abriendo nuestro cuarto restaurant, al que le buscamos nombre durante muchos meses, ¡y lo encontramos! Tucunaré.
En Tucunaré, Leo, mi partner, es el cocinero. No le gusta la palabra chef. Un cocinero de sangre y fuego, con poca formación académica y mucha, pero muchísima, formación frente al fuego.
Él se ha encargado de pensar desde los cimientos esta cocina, cada centímetro, cada espacio, la luz, las máquinas, la carta que una vez pensada, releída, corregida y probada, genera el diseño, hace las compras, cocina y, si es necesario, acerca tu plato a la mesa.
Aquí redobla la apuesta: pensar en una carta con productos regionales, no muy distinto que en Argentina, pero sin conocimiento de campo, bueno, bastante más difícil. Intentando siempre ir a la fuente del producto, al origen.
Incansable lector nocturno, buscando nuevos productos se apasionó con la mandioca, yuca, aipim, guacamota, casabe, casava, lumu o más conocida por estos lugares como macaxeira, extensamente cultivada en América, África y Oceanía, con raíces de alto valor alimentario.
Comenzó a experimentar ñoquis, tortillas, rostis y hasta causa limeña de mandioca, pero volviendo al río Amazonas apareció el Tucupí, un caldo de la raíz de la mandioca brava de esa zona. Una variedad venenosa y tóxica para humanos y animales, que se transforma luego de la fermentación en un producto único, ácido y con personalidad, “porque hasta lo más malo se transforma con pasión”. Leo fusionó un ceviche no tan clásico con espuma de tucupí.
Y así seguiremos explorando la tierra que hoy nos cobija atentos a los tesoros que nos brinda.
Esto recién comienza…
PD. 1 No consulté con mi madre
PD. 2 Pasen a conocernos
PD. 3 Siempre atentos a la naturaleza
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