Sanando a través de la agricultura regenerativa

Por Carlos Martínez Luengo Carlos Martínez Luengo , | Ilustraciones de Dominique Tetzner,

Sanando a través de la agricultura regenerativa

Escondidos en el suelo, debajo de nuestros pies, viven billones de micro organismos, que si los tratamos bien, nos pueden ayudar a revertir el cambio climático. De esto trata la agricultura regenerativa, se centra en recuperar y enriquecer el contenido de materia orgánica del suelo. Nosotros creemos que la solución al cambio climático está en el suelo y en la biodiversidad de la naturaleza. Los invitamos a aprender un poco de los principios de la naturaleza para empezar a entender cómo debemos convivir con ésta para sanar.

Los últimos meses han mostrado que estamos viviendo una crisis que está cambiando nuestras vidas. Los problemas sanitarios y los impactos económicos que esto ha generado, no responden solamente a eventos específicos sino que a una forma de ver y habitar este planeta. 

¿A qué me refiero con esto? La forma en que habitamos y convivimos en el planeta presenta una total desconexión con la naturaleza. Vemos los acontecimientos de forma aislada. No nos cuestionamos que la destrucción de los ecosistemas y de la biodiversidad generan desequilibrios que aumentan las probabilidades de que surjan nuevas enfermedades.

Así, nuestra manera de habitar el planeta no es sostenible en el largo plazo. Aprendimos a vivir un estilo de vida que se sustenta en la extracción de recursos. Pero nos olvidamos de que dependemos de la naturaleza para existir y si no la cuidamos y solo extraemos de ella lo que nos sirve, pero sin devolverle, ni regenerar, sus recursos se vuelven finitos.

Foto de Pexels

Esto es lo que ocurre con el suelo, actualmente de acuerdo a The Nature Conservancy 1 un área de suelo arable del tamaño de Inglaterra es abandonado cada año, pero esa pérdida de suelo erosionado no es reemplazada por suelo sano. Lo que necesitamos es regenerar esos suelos y no solo extraer de ellos.

La necesidad de un cambio 

Las respuestas que tanto buscamos para superar la crisis ecológica y climática que vivimos las podemos encontrar en la naturaleza y en las comunidades que han habitado por miles de años en el planeta. A través de la evolución, adaptación y cooperación entre especies que existe desde el inicio de los tiempos, los humanos hemos convivido respetuosamente con los animales y el mundo natural, pero ese respeto se ha ido perdiendo. 

De esta forma, actualmente vivimos en un desequilibrio con el mundo natural. Las actividades humanas han producido daños irreversibles en el medioambiente y si no corregimos algunas de nuestras prácticas, el futuro del mundo natural y del reino animal está en peligro. Para disminuir el efecto de nuestras actividades debemos actuar ahora y cambiar nuestra manera de interactuar con el mundo natural. 

La agricultura ha sido parte importante de nuestro desarrollo como especie y en las últimas décadas ha sido responsable en gran parte de la crisis ecológica y climática a nivel global.  

Se trata de una actividad que ha influido en la deforestación de bosques nativos y lugares naturales, lo que puede generar pérdidas irreversibles como la extinción de especies. Sin ir más lejos, la pérdida de los recursos forestales puede hacer que mengüe la capacidad de las poblaciones dependientes de los bosques para generar ingresos y producir alimentos, que se acentúe la erosión del suelo, que se pierdan especies y sufra la diversidad genética y que aumenten las emisiones de carbono que contribuyen al calentamiento mundial. Esto es una agricultura degenerativa. 

Infografía de Dominique Tetzner

Hacia una agricultura regenerativa, usando a la naturaleza como modelo

La naturaleza nos enseña muchas formas de como convivir con sus procesos, quiero compartir tres principios que existen en la naturaleza, que nos pueden ayudar a entender cómo debe ser la agricultura de hoy y del futuro. Una que nos permita cohabitar de forma más respetuosa, producir nuestros alimentos y sanar las heridas en los ecosistemas y sus comunidades.

El primer principio es que la naturaleza tiende a avanzar de lo simple a lo complejo

Al igual que como ha avanzado la vida desde su origen. La vida ha empezado con seres muy simples, como las bacterias y ha logrado complejizarse hasta llegar al ser humano.

Si llevamos esto al contexto de la agricultura actual, estamos en el proceso inverso. Lo que se ha hecho es simplificar al máximo la producción de alimentos. Sustituyendo funciones de la naturaleza por insumos sintéticos para sostener monocultivos (plantaciones de una sola especie). Esto es una simplificación extrema de la naturaleza, y es insostenible en el tiempo.

Al contrario, lo que debemos hacer es imitar a la naturaleza, que tiende hacia lo complejo. Para esto, podemos tomar como ejemplo la diversidad que existe en los bosques nativos. Así mismo tiene que ser la agricultura de hoy y la del futuro.

La agricultura tiene que ser biodiversa, con diferentes tamaños, formas de crecimiento, tiempos de vida, necesidades de sol y de agua, imitando el comportamiento de los bosques nativos.

El segundo principio es que las relaciones en la naturaleza se basan en la cooperación. La naturaleza coopera para funcionar y adaptarse.

En este sentido, cada especie cumple un rol único y produce ciertas condiciones para habitar con su entorno. Los bosques, sólo existen como tales, debido a que hace cientos o miles de años se generaron condiciones favorables para que diversas especies que viven ahí cumplan su rol para hacer posible la existencia de otras especies, como pájaros, insectos, monos y más. Eso es la sucesión natural, es la forma en cómo la naturaleza coopera en el tiempo para propagarse. 

La sucesión natural es la clave para poder regenerar los ecosistemas a través de la producción de alimentos.

Podemos transformar un desierto en un bosque de alimentos, conociendo e imitando cómo funciona ese proceso de sucesión natural local, pero para esto debemos  volver a conectar con estos procesos.

El último principio es el más poderoso para mí. Ha cambiado mi perspectiva de cómo trabajo en una huerta y el planeta. Todas las especies en su conjunto son un gran macro-organismo.

Recuerda la última vez cuando fuiste a un bosque. ¿Viste muchos árboles y distintos arbustos, entre otros organismos?, ¿Cuáles reconociste?

Es posible que recuerdes algunos de ellos, pero probablemente también estés solo recordando especies individuales y no la compleja red de interacciones que ocurre en el bosque, que casi en su mayoría ocurre bajo tierra. Los seres vivos en el bosque, se comunican entre ellos con el objetivo de proteger el bosque.

Cada elemento cumple un rol para que el total funcione correctamente. El bosque es más que el conjunto de sus especies. Es un macro-organismo, un ser vivo y  esto aplica también en una huerta.

Foto por Pexels

La agricultura regenerativa tiene una visión holística, reconoce el todo por sobre las partes individuales. Busca generar una conexión mucho más profunda que la simple producción de alimentos porque se trabaja con seres vivos.

Ese es el potencial de esta forma de ver y hacer la agricultura. Permite vincularnos nuevamente con nuestra madre tierra, cambiando la visión de mundo extractiva por una que impulse la regeneración de las distintas formas de  vida en este planeta y al mismo tiempo producir alimentos sanos para todos. 

Referencias

  1. www.nature.org

Referencias:

Carlos Martínez Luengo

Carlos Martínez Luengo / Minka Cooperativa de trabajo

Permacultor, especialista en sistemas agroalimentarios regenerativos. Socio fundador de Minka cooperativa de trabajo, en la cual realizan asesorías sobre agro-ecología y trabajo en desarrollo rural sustenable, así como en formación de cooperativas.

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