Huerto Cuatro Estaciones: Agricultura biontensiva en la Región de Aysén
El Huerto Cuatro Estaciones en la Región de Aysén, Chile, busca demostrar que hay otra forma de cultivar e inspirar a otros a practicar la Agricultura Orgánica Regenerativa, con un sistema basado en la naturaleza y la comunidad. Producen alimento real cultivado para y por personas que les importa. Los invitamos a leer esta entrevista con uno de sus fundadores sobre el trabajo que hacen en el sur de Chile.
Hace unos meses, buscando sobre huertas y proyectos regenerativos en Chile, nos encontramos con el Huerto Cuatro Estaciones. Su trabajo y proyectos nos dejaron impresionados. Viven en la Región de Aysén, a las orillas del Lago General Carrera, uno de los territorios más australes del mundo y menos explorados.
Decidieron desarrollar el Huerto Cuatro Estaciones en el extremo sur porque es un territorio donde la agricultura industrial no ha llegado en forma masiva y hay una gran oportunidad de lograr un cambio a escala regional en el largo plazo.
Actualmente, la huerta trabaja utilizando el método de cultivo biointensivo que no utiliza agroquímicos, poniendo el énfasis en el mantenimiento de un suelo vivo y de la regeneración.
Entrevistamos a Francisco Vio, uno de sus fundadores y lo que nos ha escrito nos parece un punto de partida para quienes también buscan cultivar alimentos de manera bio intensiva.
¿Nos podrías explicar en qué consiste la agricultura orgánica regenerativa?
Se podría decir que es la evolución de la agricultura regenerativa con estándares más integrales como bienestar humano, animal, suelo y ecosistema.
Ya no basta con dejar de aplicar fertilizantes y fertilizantes sintéticos, debemos regenerar lo que hemos destruido, desde el suelo, capturando carbono de la atmósfera para revertir el cambio climático, hasta las relaciones humanas y el bienestar de los agricultores y consumidores.
¿En qué se diferencia un huerto biointensivo con una agricultura tradicional?
Para nosotros lo biointensivo implica el concepto de orgánico regenerativo, economía local, alta intensidad del uso del espacio a través de la concentración del trabajo en una superficie pequeña que permite obtener altos rendimientos.
¿Cómo ves el desafío comercial de una huerta regenerativa?¿Es algo económicamente viable a largo plazo? Y, ¿cómo podemos motivar a más jóvenes a creer que es posible cultivar de otra manera y vivir de esto de una manera sostenible en el tiempo?
Aún es muy pronto para exigirle a los sistemas orgánicos regenerativos una rentabilidad netamente económica. ¿Lo perseguimos? Sí, ya que si no es rentable no tiene por donde sostenerse. Sin embargo es un proceso que implica la construcción de un suelo fértil desde suelos degradados, conocimiento técnico de nuevos agricultores y la construcción de redes de abastecimiento de semillas de calidad y otros insumos que hoy en Chile son difíciles y caros de conseguir.
Entre más huertos biointensivos vayan apareciendo, estos costos que hoy son altos, irán disminuyendo y los ingresos, que muchas veces son bajos por lo antes mencionado, aumentarán, haciendo rentable el sistema.
Hoy el Huerto Cuatro Estaciones paga su operación, pero hay que mejorar para que la inversión se recupere en un tiempo comparable con lo que se le exige a otros negocios, que es lo que se evalúa cuando se busca financiamiento.
¿Cómo surgió la idea de instalarse en el extremo sur, donde las condiciones climáticas son tan difíciles y un tanto inestables?
Desde un punto de vista de un clima mediterráneo el sur es extremo y difícil. Pero para los que vivimos acá es normal y todos los agricultores están expuestos a las mismas condiciones, y la gente tiene que comer. La idea surgió de la posibilidad de aportar con el ejemplo de que es posible en una región joven, en 4 años podríamos decir que todos los agricultores nos conocen o han escuchado de nosotros y de que es posible cultivar sin químicos, hacer esto en la Región Metropolitana o la del Biobío llevaría mucho más tiempo.
¿Cómo fue tu cambio de paradigma, desde la percepción de cómo desarrollar agricultura o fue algo que siempre tuviste claro al estudiar agronomía?
No siempre lo tuve claro. Estudié agronomía porque mi padre fue piloto fumigador y de combate de incendios forestales, era lo más cercano a ese mundo. Después tuve la suerte de exponerme a ideas de ecología y agroecología en la universidad, sumado al pensamiento crítico de compañeros y profesores que me hicieron dar cuenta de que había que hacer algo al respecto.
¿Nos podrías recomendar algún libro o autor que a ti te guste para empezar este camino, ya sea cultivando comercialmente o en la casa?
Siempre el número 1 es “La vida en el campo y el horticultor autosuficiente”, de John Seymour.
¿Cómo creen ustedes que podemos acercar a las personas al origen de los alimentos y a generar mayor interés en torno a de donde vienen nuestros alimentos?
Demostrando que esta forma de vida está llena de abundancia, desde el alimento, las relaciones humanas, estar expuesto a la naturaleza y trabajar con el cuerpo. Hoy se relaciona al campo con el trabajo duro y sufrido. Nosotros trabajamos duro pero somos felices y nos encanta.
¿Creen que la estética de los huertos afecta en la percepción de quienes lo trabajan y de quienes consumen de él? ¿Notan alguna diferencia en tener un huerto estéticamente bonito y productivo a uno comercial pero sin el factor de la estética?
Sí, de todas maneras. La estética de un huerto es uno de los pilares de nuestro trabajo. Que tus alimentos vengan de un jardín donde la belleza abunda, te alimenta de una forma que no sabría cómo describir, es ser parte de todo lo que está bien.
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