Opinión: La importancia de guardar semillas
Las semillas son un legado que pertenece a toda la humanidad, pero rara vez nos preguntamos de dónde proviene lo que estamos consumiendo. Javier nos invita a hacer un recorrido por su origen y nos cuenta qué es lo que se está haciendo hoy en día para preservar su legado.
Para quienes consumimos alimentos de la tierra, las semillas deberían ser algo esencial y que llame nuestra atención.
Es obvio el por qué:
Sin semillas, no hay plantas.
Sin plantas, no hay agricultura.
Sin agricultura, no hay comida.
Simple.
Muchas medicinas, fibras, materiales de construcción y materias primas industriales también dependen de las semillas.
Sin embargo, muy pocos piensan en ellas. Quizás damos por sentado su existencia. Siempre han estado allí. Y la información sobre los cambios que han ocurrido en el sistema alimentario, que las ponen en riesgo, no circula por los medios de comunicación convencionales. Así, uno de los peligros más graves que enfrentamos como sociedad, ha pasado básicamente desapercibido para la mayor parte del mundo.
Las semillas son parte de la naturaleza desde hace unos 360 millones de años. Pero las que dan lugar a nuestra agricultura no son por sí mismas parte del proceso evolutivo natural. En todos los casos, son el fruto de la labor de manos campesinas, de pueblos originarios y, específicamente, de ciertas regiones del planeta1:
- Sudeste Asiático: bananos, cítricos, soya, arroz, canela, jengibre, melón, té.
- Pacífico occidental y Nueva Guinea: taro, caña de azúcar, coco, frutipán.
- Asia oriental: cáñamo, mijo, morera.
- Asia austral: mango, cúrcuma, frijol guandul.
- Asia central: manzana, pera, durazno, rábano, cebolla, ajo, zanahoria, alfalfa.
- Asia occidental: trigo, cebada, centeno, avena, cilantro, garbanzo, dátil, haba.
- África oriental: café, mijo, sorgo,
- África subsahariana: tamarindo, nuez de cola, palma africana.
- Mediterráneo: acelga, remolacha, apio, arveja, espárrago, olivo, vid, hinojo.
- Europa occidental: col, grosella.
- Norteamérica: girasol, tupinambo.
- Mesoamérica: maíz, tomatillo, calabaza de invierno, amaranto, frijol, aguacate, ají.
- Andes: tomate, cacao, algodón, calabaza moscada, maracuyá, papa, quinoa, ají.
- Amazonía central: palma de chonta, yuca, nuez del Brasil, ají.
- Amazonía austral: tabaco, calabaza gigante, maní, piña.
- Chile: papas de cuatro estaciones, piñón.
Herencia en peligro
Este legado pertenece a toda la humanidad. Los intercambios que han ocurrido con fuerza desde el siglo XVI han provocado que muchas semillas se vuelvan indispensables en lugares lejanos a sus centros de origen, creando nuevas variedades locales. Es el caso de la papa chilena en Europa, del maíz mesoamericano y la yuca amazónica en África, del banano asiático y el café africano en la América tropical, entre tantos y tantos ejemplos.
Esta herencia de la que dependemos todos, está amenazada por intereses corporativos que buscan controlar el sistema alimentario mundial con claros fines de lucro. Para el efecto han desarrollado tecnologías y leyes que son favorables a sus intereses. Tecnologías como la hibridación industrial, los transgénicos y la edición genética, aseguran que la agricultura dependa de comprar cada año las semillas a las mismas empresas que producen los agroquímicos que contaminan la tierra. Las semillas son el enganche, porque han sido adaptadas (híbridos) o modificadas (transgénicos), para que dependan de los productos agrícolas sintéticos.
Su productividad además ha sido amenazada por la creciente reacción defensiva de la naturaleza a través de plagas y enfermedades; dependen de la aplicación de esos productos tóxicos. Como resultado, los campesinos abandonan la enorme diversidad de semillas de alta calidad heredadas de sus ancestros, que son más productivas en condiciones naturales y diversas, para atarse al mercado dominado por los grandes capitales. La erosión genética resultante ha llevado a la desaparición de más del 75% de las semillas heredadas, según un cálculo muy superficial de la FAO2.
Desde 1991 y con la firma del acuerdo internacional UPOV, los países firmantes reconocen los derechos de patente sobre las semillas. En la práctica esto significa que si las empresas realizan una modificación mínima, inferior al 1% del material genético en las semillas creadas libremente por los pueblos humanos, se apropian de todo ese material. Es un robo simple de un patrimonio que pertenece a la humanidad. Los derechos de patente, orientados a controlar el sistema alimentario, derivan en muchas acciones sociales y legales, desde juicios a agricultores cuya semilla resulta contaminada por genes patentados, hasta leyes que prohíben la circulación de semillas no registradas por el aparato estatal en varios países.
Sin el control soberano sobre sus semillas, ningún pueblo de la Tierra puede implementar sistemas alimentarios sostenibles. Nuestro futuro está amenazado profundamente por estas prácticas que han pasado desapercibidas para la mayoría de la población.
Los Pueblos al Rescate
De forma autónoma y descentralizada, han surgido movimientos, redes y micro empresas en todo el mundo, que han asumido la titánica labor de preservar esta herencia para uso y beneficio de la humanidad entera. Lo hacen generalmente sin recursos ni apoyo del Estado y en ocasiones sufriendo persecución por parte del mismo.
En las comunidades agrícolas siempre han existido semilleristas: personas que se dedican, por interés personal y gusto, a preservar una gran diversidad de semillas. Hoy en día esta labor implica también un compromiso social, de protegerlas y de entregar semillas y conocimientos para que se multipliquen en la población. Por eso en nuestra red en Ecuador adoptamos el nombre de Guardianes de Semillas desde el año 2002.
La capacidad de estas colectividades para preservar la libertad de las semillas depende esencialmente de ti.
¿Qué puedes hacer?
- Compra productos agroecológicos o por lo menos orgánicos. Y pregunta sobre las semillas que dieron origen a esos productos. Elige productos que vengan de semillas libres, en manos de la gente.
- Siembra, multiplica y comparte semillas libres. En una maceta, en una huerta o en un campo de cultivo. Todo aporte ayuda.
- Únete a redes de semilleristas o apóyalos de alguna manera.
- Cocina en casa, con productos saludables. Investiga e incorpora nuevos alimentos que provengan de semillas poco comunes en el mercado convencional.
- Sal a marchar en defensa de las semillas, apoya las luchas en redes sociales.
Infórmate. Aprende permacultura. Sigue el tema de las semillas en las noticias y redes sociales.
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