Sistemas alimentarios en crisis: ¿Cómo entender el sistema que nos alimenta y quién nos alimenta?
En la actualidad dependemos de un sistema alimentario frágil en el cual sólo se está produciendo una pequeña variedad de alimentos, dejándonos vulnerables frente a la crisis climática. Como individuos podemos hacernos cargo de nuestras decisiones alimentarias, algunas de las medidas que podemos tomar son interesarnos más y aprender sobre el origen de los alimentos, quienes los producen, quienes los venden y el impacto de nuestra dieta en el planeta. En este artículo Camila explica porqué es importante entender los Sistemas Alimentarios.
La comida es algo universal; todos tenemos la necesidad biológica de alimentarnos. Pero comer no es solo una necesidad, también forma parte de nuestras dinámicas sociales, es decir, cómo nos relacionamos con nuestra familia, amigos y nosotros mismos. La comida está tan arraigada en nuestro día a día que resulta difícil imaginar que hay tal cosa llamada un “sistema alimentario global”. Este es un sistema que abarca desde un pequeño puesto en la feria a un conglomerado global de alimentos, como una especie de máquina que controlara todo.
Hay muchas definiciones de sistemas alimentarios, una de ellas los define como: “una compleja red de actividades que involucran la producción, el procesamiento, transporte y el consumo de alimentos”1. Esto simplifica el concepto en una cadena de valor (Figura 1), pero la realidad es que los sistemas alimentarios son extremadamente complejos. Una de las razones de esto es debido a que están en constante movimiento y no son iguales unos a otros.
Otra definición que abarca más la interconexión y el dinamismo de los sistemas es la siguiente: “Los sistemas alimentarios son un sistema interconectado de todo y todos que influyen y son influenciados por las actividades que proveen comida desde la producción en el campo, al plato y más allá”. Esto incluye:
- La cadena de actividades de productor a consumidor.
- Los factores que influyen en la cadena de actividades. Estos son los motores y los resultados de la cadena alimentaria, los cuales tienen dimensiones económicas, políticas, medio ambientales, salud y socioculturales.
- Las entidades, instituciones y personas que están directa e indirectamente relacionadas.
- Las conexiones entre todos estos diferentes elementos, es decir, que la acción en una parte del sistema tendrá repercusiones a lo largo de todo el sistema.
Un sistema alimentario incluye la infraestructura para la alimentación, el cultivo, la cosecha, procesamiento, envasado, transporte, comercialización, consumo, distribución y el desperdicio de alimentos. Es importante recalcar que la cadena lineal es solo una parte, ya que estos sistemas están insertos en un cierto contexto social, económico, político y ambiental. Estas dimensiones en las que están insertos son cruciales para los sistemas alimentarios, como la salud, tanto humana, animal y planetaria (una salud), el medio ambiente y la biodiversidad, la cultura y sociedad y la gobernanza política y económica.
¿Por qué es importante entender el Sistema Alimentario?
Los alimentos son el motor más potente para optimizar la salud humana y la sostenibilidad ambiental en la Tierra (EAT-Lancet Comission, 2020). Tenemos el inmenso desafío de proporcionar dietas saludables provenientes de sistemas alimentarios sostenibles a una población mundial en crecimiento. Si bien la producción mundial de calorías procedente de alimentos ha mantenido el ritmo de crecimiento de la población, durante el útlimo siglo el sistema pasó de alimentar a una población mundial de 1.6 billones de personas en 1900 a casi 8 billones en 2020, pero actualmente más de 678 millones de personas todavía carecen de alimentos suficientes (FAO et al., 2020) y muchos más consumen dietas de baja calidad o demasiados alimentos.
La producción mundial de alimentos amenaza la estabilidad climática y la resiliencia del ecosistema y constituye el mayor impulsor de degradación medioambiental y transgresión de los límites planetarios (Figura 2). En conjunto, el resultado es grave. Se necesita urgentemente una transformación radical del sistema alimentario global.
La forma en que se producen los alimentos, lo que se consume y cuánto se pierde o se desperdicia influye fuertemente en la salud tanto de las personas como del planeta. Al entender cómo funcionan podemos planificar, mejorar y modificar nuestros sistemas alimentarios.
Por ejemplo, una política en Chile que busca aumentar el consumo de frutas y verduras para mejorar la salud de los chilenos (el Ministerio de Desarrollo Social recomienda el consumo de cinco frutas o verduras al día) tiene un efecto económico en los productores, luego también un efecto en el consumo de agua de las zonas agrícolas. Esta política debe tener coherencia con otras, por ejemplo, si el Ministerio de Educación decide reducir las horas de actividad física en los colegios (actualmente son 2 horas a la semana desde 5° básico a IV medio), en este caso no serían políticas coherentes analizándolo del punto de vista de la salud de los estudiantes. Una mirada sistemática y no aislada de estas políticas y realidades busca que nuestro sistema alimentario sea uno sostenible y mejor para todos y todas. Al entender cómo funcionan los sistemas y su impacto podemos diseñar políticas que vayan de la mano con un modelo que nos ayude a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030.
Relevancia de los Sistemas Alimentarios
Son importantes por varias razones, pero destacan dos:
- Nuestra dieta es el motor de nuestra salud y nuestro bienestar, esto es particularmente importante en el caso de niños e infantes.
- La cadena alimentaria tiene un enorme impacto en nuestro planeta, afectando al cambio climático y está amenazando la biodiversidad y salud del suelo, entre otros.
Los conflictos bélicos, como la invasión de Rusia en Ucrania, el cambio climático, las crisis y emergencias como la pandemia del Covid-19 han hecho de nuestro sistema uno muy frágil. El resultado de esto ha sido inseguridad alimentaria para millones en el mundo, zonas consideradas desiertos alimentarios, obesidad y enfermedades no transmisibles, entre otros. Nuestro sistema de producción de alimentos en la actualidad contribuye a un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global.
Aunque no hay ningún sistema alimentario que pueda resolver la totalidad de los problemas de seguridad alimentaria y de nutrición sin dañar el medio ambiente (Foley et al., 2011), el sistema dominante en la actualidad, centrado en la agricultura industrial y en la maximización de la producción a través de monocultivos, es preocupante (Alders et al., 2016).
Debemos juntos transformarlos para mejorar su resiliencia, sustentabilidad y contribución a la salud de las personas, a la economía y al planeta. Los sistemas deben lograr los desafíos multidimensionales de proveer dietas saludables, asequibles económicamente y nutritivas, mientras que deben evitar la propagación de enfermedades zoonóticas (que provienen de animales) y revertir la degradación ambiental debido al sobre uso del suelo y del agua, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, así como también generar trabajos y mejorar las cadenas de producción para que quienes producen reciban su parte.