Alimentación responsable: cómo volverse un ConsumActor
Pamela nos invita a ser los protagonistas de nuestra alimentación, a ser conscientes de nuestras decisiones a la hora de consumir. Lo que ella define como un ConsumActor, nos explica cómo hacerlo con cinco perspectivas que todos podemos adoptar, para cuidarnos a la hora de comer y para cuidar al planeta.
En este año tan extraño que hemos vivido, muchos de nosotros hemos tomado nuevas resoluciones de vida. Dentro de ellas, muchas tienen que ver con la alimentación. Algunos comenzaron por primera vez un huerto, otros empezaron a cocinar, otros decidieron comer más sano, etc. Lo cierto es que si de algo ha servido esta crisis sanitaria es para detenernos un momento a cuestionarnos, replantear nuestro estilo de vida y auto desafiarnos a la reinvención de nosotros mismos en una mejor versión. Una versión más consciente y más responsable, donde somos los actores principales del cambio.
¿Cómo volverse un consumActor?
Ser el protagonista de tu alimentación implica involucrarse desde la raíz al plato, e incluso después del plato. Es decir, entender que el acto de alimentarnos forma parte de un sistema, el cual tiene impactos positivos y negativos, y que nosotros somos capaces con pequeñas acciones de reducir los impactos negativos y generar circuitos virtuosos para nuestro sistema alimentario. ¿Si aún no es tu caso? Te invitamos a adherir alguna de estas acciones para volverte un consumActor.
5 medidas para volverse un consumActor
1. Comer frutas y verduras de estación y de manera local
Hoy en día nos hemos acostumbrado a comer tomate todo el año, sabiendo que es una fruta de estación cálida. Pero quien ha probado un tomate en invierno sabe perfectamente que el sabor no tiene nada que ver con lo que es, por ejemplo, una ensalada chilena (tomate con cebolla) en pleno verano. Claro, las condiciones propias del medio ambiente como el clima, el suelo, la luz, la irrigación, etc., tienen un impacto directo en el cultivo y en la maduración de las frutas y verduras según la estación del año. Al respetar estas condiciones naturales permitimos a las frutas y verduras obtener de su entorno el máximo de beneficios y nutrientes, que llevan a que éstas sean más sabrosas y de mejor calidad nutricional. La naturaleza no se equivoca y nos brinda los alimentos adecuados según la estación.
Además de consumir las frutas y verduras propias de la estación, podemos agregar un consumo local (cultivado lo más próximo a tu región o localidad), que será no sólo beneficioso para ti y el planeta, sino que también tiene un beneficio social, incentivando la economía local y el comercio de pequeños y medianos productores. Para comenzar a comer local y de estación, primero te recomiendo poner un calendario de frutas y verduras en tu refrigerador para recordar mes a mes lo que la naturaleza nos ofrece. La segunda recomendación es, al momento de hacer tus compras, informarte acerca de lo que consumes. Date el tiempo de conversar y conocer a los productores/vendedores/comercializadores. Tan importante es generar una relación con ellos como también preguntar el origen de los alimentos, preguntar cuánto viajaron, dónde fueron cultivados, quiénes son los distribuidores, saber si hay intermediarios, etc. Mientras más información tenemos a disposición, mejores elecciones podemos hacer.
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2. Favorecer el comercio y consumo orgánico
El consumo de alimentos orgánicos nos garantiza un sistema de producción más respetuoso del medio ambiente, de los animales y de los trabajadores. Cada vez hay más iniciativas y más productores que comienzan a comprometerse con este tipo de producción. Sin embargo, el proceso de la agricultura orgánica implica restricciones significativas que elevan los costos de producción y comercialización, es por eso que, a pesar de que aumenta la demanda y los esfuerzos de muchos productores, aún su consumo es poco democrático. La buena noticia es que poco a poco son más los que eligen este tipo de producción, generando más alternativas para los consumidores. 1
Muchas veces, por razones económicas y/o prácticas, es difícil consumir productos locales y más aún orgánicos. Sin embargo, hay algo que todos sí podemos hacer y es consumir alimentos propios de la estación. Nuestras elecciones como consumidores son de cierta forma un acto político con el cual podemos ir poco a poco haciendo presión para que todos ganemos: La biodiversidad, el medio ambiente, nuestra salud y los agricultores comprometidos con prácticas agrícolas sustentables.
¿Cómo podemos comer orgánico sin gastar demasiado ? Existen alternativas de cooperativas y asociaciones que dan acceso a huertos compartidos y, si tienes un espacio en tu casa aunque sea reducido, tú también puedes comenzar realizando tus propias plantaciones. Asegúrate que tus semillas sean orgánicas, luego puedes comenzar con plantas aromáticas, algunas hierbas y poco a poco verás lo satisfactorio que es cosechar tus propios alimentos. En balcón, terraza, en maceteros, en vertical, etc… existen muchos formatos. Verás que todo es posible, sólo debes animarte.
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3. Reducir el desperdicio alimentario
Al día de hoy, se estima que el 10% de los gases de efecto invernadero producidos por el sistema alimentario a nivel mundial se vinculan directamente a las pérdidas y desperdicios de alimentos. Quiere decir que, si la pérdida y el desperdicio de alimentos fueran un país, sería el tercer país emisor más grande del mundo2. Todos podemos contribuir a reducir estas cifras tan sólo con un poco de organización:
- Lo primero es tener una buena gestión de la cocina. Planifica los menús de tu semana con anticipación y realiza una lista de compras. Esto te permitirá no comprar más alimentos de los que necesitas, evitarás que se pierdan, ganarás tiempo y tu bolsillo te lo agradecerá igualmente. Si tienes exceso de alimentos frescos, la congelación (-18°C) es siempre una buena alternativa de conservación.
- Utilizar el sistema de almacenaje FIFO (first-in, first-out). Es decir, lo primero que entra es lo primero que debe salir. De esta forma hacemos rotación de los productos y evitamos que quede escondido por ahí en el fondo del mueble un alimento que se pase de su fecha de vencimiento y que tengamos que botar sin utilización 3.
- No a la discriminacion de frutas y verduras porque "están feas". No te sientas mal, ¡todos lo hemos hecho alguna vez! Escogemos siempre las que nos parecen más “bonitas” y las “feas” se van quedando atrás, hasta terminar en la basura. Qué injusto, ¿no? Más allá del juicio de valor estético, lo importante que debes saber es que todas son nutritivas y todas se pueden consumir. Dependiendo de la maduración o del tamaño de ellas, les podemos destinar distintas preparaciones que nos permitan conservarlas más tiempo (compotas, mermeladas, fermentados, conservas, postres, etc.). Para evitar nutrientes en la basura, ¡súmate a la reivindicación de frutas y verduras “feas”!
- Utilizar los restos de comidas en otras preparaciones. A veces, tenemos los ojos más grandes que el estómago y preparamos comida de sobra. La buena noticia es que cada vez hay más recetas de descartes disponibles que proponen varias alternativas para reutilizar los restos de comida, lo que nos permite variar nuestros platos y preparaciones y evitar que éstos se vayan a la basura.
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4. Reducir los embalajes e incentivar el cero desecho
Ser un ConsumActor es también hacernos cargo de los desechos de nuestros alimentos. Para eso, la primera recomendación es reducir al máximo los embalajes. Sobre todo los plásticos de un solo uso, que probablemente terminarán en el océano. Cada vez la oferta de productos a granel aumenta, ya sea en venta directa o por internet. Sólo debes preparar tus contenedores y bolsas reutilizables para almacenar mejor tus productos en un espacio limpio y seco. De esta forma se conservan mejor, evitando polillas, hongos y microorganismos no deseados.
Aumenta el consumo de productos frescos como las frutas y las verduras sin embalajes. Los desechos de estos alimentos son biodegradables y se pueden compostar. Hoy por hoy es cada vez más accesible tener un compost en casa. Hay composteras que se usan al interior, de diferentes tamaños ( ideales para departamentos) y también hay composteras comunes, donde tú llevas tus desechos a un gran compost comunitario. Te invitamos a buscar la alternativa que más te acomode, ya sea para abastecerte con menos embalaje posible como para la gestión de tus desechos.
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5. Reducir el consumo de carne y de alimentos ultra procesados
Escoger lo que comemos es una manera de ser ConsumActores, pero para saber escoger debemos tener la información necesaria. Hoy día, si todos continuamos consumiendo la misma cantidad de carne, pronto necesitaremos 4 planetas para abastecernos, lo cual es imposible. Contrariamente a lo que se piensa, esta no es sólo una reivindicación de vegetarianos y veganos. Esta es una problemática que involucra a todos los que vivimos en este planeta. Si eres carnívoro, consumir menos cantidad pero de mejor calidad traerá beneficios para tu salud, para tu economía y estarás contribuyendo con el medio ambiente. Además es una oportunidad para probar nuevas recetas, variar la alimentación y descubrir nuevos sabores. ¿Qué mejor?
Otra elección que podemos hacer es reducir nuestro consumo de alimentos ultra procesados. Elaborados con ingredientes falsos y con un elevado costo energético de producción, sin mencionar sus embalajes, estos productos son nocivos para la salud y el medio ambiente.4
¿Cómo identificarlos? En su packaging tienen los famosos sellos negros. Pero la verdad es que, esto ya no es suficiente, debemos ir más lejos y mirar la lista de ingredientes para darnos cuenta que en ellos encontramos: jarabe de maltitol, o de glucosa, aromas, colorantes, texturantes, proteínas hidrolizadas, aceites refinados, dextrosa, etc, etc., la lista puede continuar, pero lo que debemos retener es que estos son ingredientes de uso industrial, que a fuerza de consumirlos en grandes cantidades se vuelven nocivos para la salud y el planeta. Quédate con los verdaderos alimentos, esos que comía y cocinaba tu abuela, los que tienen verdaderos ingredientes, esos que nutren, como los que puedes encontrar en tu cocina. ¡El resto es pura química!
“Si caminas solo, seguro avanzas más rápido, pero juntos vamos mucho más lejos”.
Esa es nuestra invitación hoy, a que juntos hagamos fuerza como consumidores hacia una oferta alimentaria más sana, más limpia y respetuosa del medio ambiente.