Aceite de palma, ¿qué tan importante es saber el origen de nuestros alimentos?
Un artículo que nos invita a reflexionar sobre lo que consumimos y el impacto medioambiental que pueden tener los productos que nos hemos ido habituando a consumir. En detalle, el famoso aceite de palma, muchas veces un fantasma presente en una gran cantidad y variedad de productos, ha estado en la palestra durante varios años.
Hace unos años (con la pandemia parecieran muchos más), vaciamos nuestro departamento, echamos lo que creímos necesario en una mochila y nos despedimos de nuestras familias y amigos para ir de viaje por un tiempo indefinido. No teníamos una ruta clara, la fuimos armando según íbamos avanzando, pero algo que marcaba la pauta era qué animales podíamos ir a ver en su propio hábitat.
Camino a un parque nacional en Sudáfrica (Kruger) nos encontramos con uno de los centros de Jane Goodall para chimpancés. Nos desviamos un poco de nuestro destino (no siempre se te cruza un centro de JG en tu camino) y allí, además de aprender sobre estos maravillosos primates, pudimos profundizar respecto de los problemas que implica la deforestación para diversas producciones, como es el del aceite de palma. Desde ese día decidimos intentar dejar de consumir productos que tuviesen aceite de palma en su lista de ingredientes. Nuestras conclusiones de eso, las profundizamos al final de la nota.
Luego de muchos meses de viaje, lectura y reflexiones respecto al aceite de palma, llegamos a Sumatra con el fin de ver orangutanes. A esas alturas, ya llevábamos un tiempo en Asia y nos había llamado la atención los enormes monocultivos de palmas. El impacto mayor, cuando despegamos desde Kuala Lumpur viendo un paisaje plagado, casi sin fin, de palmas. Pocos años atrás ese mismo paisaje era selva tropical.
Llegando a Sumatra la cosa no fue distinta. Si bien llovía con locura, durante el trayecto logramos divisar plantaciones de palma que se perdían en el difuso horizonte. Esto sólo se detuvo poco antes de llegar a Bukit Lawang. Desde ahí comenzamos una caminata por la selva, en el Parque Nacional Gunung Leuser. Este lugar es una especie de oasis que va quedando en medio de las plantaciones, un santuario para los pocos orangutanes “afortunados” que quedan con su hogar intacto. Muchos de ellos vienen de rescates de otras zonas donde su entorno ha sido destruido. Y no sólo para ellos, pues en esta misma selva conviven otras especies como el rinoceronte y el tigre de Sumatra (todos en peligro de extinción).
¿Qué es lo que sale de estas extensas plantaciones que se han ido apropiando de la selva?
La palma Elaeis Guineensis produce un fruto del cual se extrae el aceite de palma. Originaria de África occidental, extendió su uso hacia América, finalmente llegando a Asia, donde proliferó en países como Indonesia, Malasia y Tailandia, quienes son los principales productores a nivel mundial. En países de África y Asia es muy utilizado como aceite para cocinar. Pero en todo el mundo es utilizado en una gran variedad de productos, principalmente por las siguientes características:
- Debido a su gran capacidad productiva. Para sus competidores como la soja, coco o canola, igualar el aceite obtenido por hectárea requiere entre 4 y 10 veces más superficie, por lo tanto también lo hace más barato de producir.
- Debido a su temperatura y facilidad de fusión. Esto lo hace moldeable en una gran variedad de productos evitando que se derritan a temperatura ambiente, siendo un aceite muy versátil.
Para qué se utiliza este aceite y qué repercusiones tiene en mi salud
Si bien en Chile es prácticamente imposible encontrar aceite de palma para cocinar, al igual que en el resto del mundo, es utilizado en una gran cantidad de productos que puedes encontrar en el comercio:
- Alimentos procesados como pan de molde, pizzas congeladas, papas fritas, chocolates, galletas, muffins, una gran variedad de dulces y una aún mayor cantidad de productos. Basta ir leyendo las etiquetas.
- Productos de higiene y cosmética como shampoo, acondicionador, cremas, pasta de dientes, detergentes, cosméticos, por decir algunos.
En muchos países se estima que está presente en más del 50% de los productos de consumo diario.
Y si está en tal cantidad de productos, ¿qué efectos podría tener para mi salud? La verdad es que sobre esto hay muchas investigaciones y los datos parecieran ser poco concluyentes. Como en muchos temas, las opiniones son amplias. Nosotros no somos expertos en salud y sobre esto recomendamos consultar con un especialista. Lo que sí, hay que tener claro que tiene un perfil de ácido graso saturado considerado como poco saludable, por lo mismo, no es recomendable en exceso. Si a esto le sumamos que lo encontramos principalmente en productos procesados (que de por sí son poco saludables), da para preguntarse dos veces si consumir o no ese producto.
En los últimos años, su consumo ha sido tan controvertido que se han inventado todo tipo de nombres para camuflarlo. Si te detienes a leer las etiquetas podrás encontrar nombres como Palmitate, Aceite/Grasa Vegetal (sin especificar cuál), Aceite de Palmiste, Palmoleina u Oleina de palma, entre otros. Puedes encontrar una lista completa en este enlace.
No sólo de salud se trata, conlleva un problema medioambiental
Además de ser monocultivos de gran escala - ya hemos mencionado los problemas que generan este tipo de cultivos y a tan gran escala -, para ser creados recurren a “técnicas” como la quema de bosques (grandes hectáreas) y tala de árboles. Esto ha significado, durante años, la pérdida considerable de miles y miles de kms. de bosque o selva nativa.
Se calcula que, por minuto, perdemos de bosque o selva lo equivalente a 50 canchas de fútbol.
Estos bosques, en muchos casos primarios y turberas, son los grandes responsables de la captación de CO2 en el medio ambiente, junto con los océanos, además de ser hogar de miles de especies.
Los bosques tropicales de América del Sur y Central, el centro de África y Asia, albergan alrededor del 80% de todas las especies conocidas del mundo, siendo que sólo cubren el 6% de la superficie del planeta. Lamentablemente, sabemos que estas prácticas de deforestación se repiten en todas estas zonas con el fin de hacer plantaciones de distinta índole (no sólo se trata de la Palma).
Volviendo a Sumatra, tuvimos la oportunidad de ver orangutanes desde muy cerca. Hay algo en su mirada, al igual que en los chimpancés y en general con los primates, que te hace sentir una cercanía familiar. Sus gestos, expresiones, movimientos, son casi humanos. Es posible entender su dolor y angustia. Aunque no tuvimos la misma fortuna en ver tigres o rinocerontes, pudimos conversar con la gente de la zona y entender más lo que sucede. Nos contaron, por ejemplo, que las plantaciones han llevado a que las temperaturas sean al menos 1 grado más altas cerca de las plantaciones y que se puede percibir perfectamente. Que están recibiendo constantemente orangutanes de otras zonas y que cada tanto se ven incendios en la selva.
También es un problema social
Junto al daño medioambiental, se asocia lo que ha generado en las poblaciones donde se han establecido estos cultivos. En muchos casos, se sitúan en zonas pobres, pueblos/aldeas de agricultores o pescadores, donde muchas veces las empresas han llegado con la promesa de la solución económica. En otros casos simplemente han desplazado a pobladores debido a la quema ilegal de los terrenos. Si bien los países productores han desarrollado una industria relacionada al tema y generado mejoras económicas innegables, los pocos cuidados asociados de esta producción han producido problemas para la gente más pobre, dejándolos a merced de las fluctuaciones del precio de mercado, además de degradar sus suelos y contaminar el agua, fuentes principales de abastecimiento para pequeños pueblos agricultores/pescadores.
Esto nos lleva a las certificaciones de una industria
Como una posible solución a la batalla generada contra el aceite de palma, en el año 2004 se creó la Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO por su sigla en inglés) que tiene, a estas alturas, sus equivalente en Malasia (MSPO) e Indonesia (ISPO) y probablemente en otros lados también.
Sólo un 20% de los productores a nivel mundial cuentan con esta certificación, la cual garantiza que son producidos de una manera social y ambientalmente responsable. Esta certificación es ampliamente criticada por organizaciones medioambientales como Greenpeace, quienes sostienen que empresas con este sello siguen talando/quemando bosques.
Nosotros dejamos de consumir productos que tienen aceite de palma en su etiqueta. De eso ya van 3 años y no hemos sentido ninguna carencia. Básicamente dejamos de consumir galletas, comidas pre elaboradas, una serie de productos procesados, reemplazando todo eso con productos caseros, valorando y apreciando más esa comida. Dejamos los chocolates, optando por chocolates de mejor calidad que, aunque más caros, nos han hecho apreciar más el valor que tienen como producto (pueden aprender más del tema del cacao puntualmente en este artículo). Sabemos que es posible que no hayamos eliminado el 100% de su consumo, tampoco creemos que sea la idea. Desde nuestra perspectiva, el concepto no es eliminar una industria y reemplazarla por otra, creemos que la solución va relacionada al consumo. Podemos decir que hemos aprendido a leer las etiquetas, apreciamos más cada bocado de comida y cada día intentamos entender más al respecto.
Finalmente, nuestro llamado es a ser consumidores responsables. Decidir qué tan esencial es para nosotr@s aquel producto, leer su etiqueta e informarnos sobre sus ingredientes, entender cómo se producen y, en lo posible (y preferible), consumir menos y cocinar más en casa.
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