El toque femenino en los sistemas alimentarios

Por Carmen Posada Carmen Posada , | Fotografías de Alejandro Osses,

El toque femenino en los sistemas alimentarios
Clementina en su huerto

Las mujeres somos parte fundamental de los sistemas alimentarios, como cultivadoras, cuidadoras y protectoras de tradiciones alimentarias. Esta realidad es latente en América Latina, donde se vuelve esencial considerar una perspectiva de género a la hora de generar políticas públicas en torno a los sistemas alimentarios. Clementina Barajas, la protagonista de esta historia en Colombia, es una muestra latente de persistencia y empoderamiento.

La mujer ha tenido un rol histórico -a veces voluntario, demasiadas veces impuesto- de cuidadora. Cuidar significa nutrir, proteger, servir, alimentar, y no hay estadio donde esto se plasme más evidentemente que en el de los sistemas alimentarios, donde la mujer es el núcleo. En la mayoría de países, la mujer es la encargada de cuidar la huerta, alimentar los animales, cocinar, empacar los almuerzos y hacer aseo. Todo esto, casi siempre malabareando con uno -o hasta más- trabajos externos.

A nivel mundial, una tercera parte de los trabajadores del sector agrícola son mujeres1.

Sin embargo, diversas barreras socioeconómicas, institucionales y culturales obstaculizan su agencia para participar en la transformación de los sistemas alimentarios, lo que resulta en políticas públicas carentes de un enfoque de género que perpetúan la inequidad y mantienen el status quo.

Sembrando almácigos

Las inequidades se reflejan en diversas formas. En Colombia, solo el 25% de las fincas están dirigidas por mujeres2, a pesar de que a menudo realizan la mayor parte del trabajo. A nivel mundial, las mujeres desempeñan roles no remunerados en explotaciones agrícolas y pesqueras, combinando trabajo con responsabilidades domésticas. La falta de propiedad legal de tierras y la exclusión histórica en los esquemas de propiedad también limitan su poder de decisión.

Las prácticas y políticas patriarcales se extienden a lo largo de la cadena agroalimentaria, afectando a las mujeres emprendedoras y empleadas de los sectores de transformación, distribución y comercialización de alimentos.  

Mujeres en el sistema alimentario
Clementina en su invernadero en Colombia

Irónicamente, esto ocurre al mismo tiempo que incontables estudios e investigaciones de organismos como la OCDE, el Banco Mundial, el Parlamento Europeo, el IFAD, la OIT, la FAO y distintas universidades afirman que darle voz, voto y poder a la mujer conllevaría a la transformación de los sistemas alimentarios que urgentemente necesitamos. Un estudio de la OCDE concluyó que el empoderamiento de las mujeres rurales mejora los medios de vida en comunidades campesinas y contribuye a la revitalización del campo. Asimismo, mayor diversidad de género en la agricultura amplía el uso de técnicas más sostenibles y, como consumidoras, las mujeres tienden a tener hábitos de consumo más conscientes, independientemente de su situación socioeconómica3

Cosecha de Clementina
Cosecha del huerto de Clementina

Más allá de los informes y las estadísticas, están las historias de vida que lo demuestran. En este caso, de la vida en el campo en Guasca -un pueblo a dos horas de Bogotá- donde Clementina Barajas aplica un fertilizante casero a sus camas de siembra y recoge los residuos para hacer compost. Clementina es campesina de verdad. Nació en el cálido pueblo de Zetaquira, Boyacá, donde sembraba yuca, ñame, arracacha, frutas, y árboles nativos con su papá. Después llegó a la ciudad, sin un peso, a vender tinto y limpiar baños. Cuando conoció a su esposo Luis, éste le ofreció volver al campo, a un lote antiguo que heredó de su familia y que estaba en desuso. Esto fue todo lo que ella necesitó. Un pedazo de tierra.

Clementina cuenta que, al llegar al campo, “esto era una sábana, no salía ni pasto, no había árboles, el suelo estaba ácido. La tierra la habían acabado con siembra de papa y cebolla. Le pedían a la tierra, pero no le daban nada de vuelta. Entonces yo empecé sembrando árboles nativos. Sin árboles no se puede hacer nada. Hoy en día la finca está llena de árboles, usted por todos lados encuentra alisos, arboloco, cucharos...”.

A medida que restauraba el suelo y el agua, expandía sus cultivos e incorporaba hortalizas, animales y compost. Desarrolló caldos microbiales para nutrir la tierra y protegerla de plagas. Hoy en su finca, que ha evolucionado hacia un negocio, se cultivan más de 150 variedades de hortalizas, verduras y frutas, además de criar pollos, pavos, patos, gallinas, vacas, conejos, truchas, y abejas (hay más de 20 colmenas que polinizan y robustecen el bosque circundante). Clementina vende leche fresca, produce cuajada y elabora jabones y cremas con hierbas aromáticas. Su brío se propagó por la región, impulsando a los vecinos que, después de tomar cursos con ella, montaron sus propias huertas agroecológicas y emprendimientos hortícolas. También fundó y presidió la Asociación de Granjeros Ecológicos de Guasca (AGREGUA). Su hijo se encargó del transporte y distribución de los productos, estableciendo su propio negocio para entregar los pedidos en Bogotá.

Con casi 70 años y tras tres décadas desde su llegada a Guasca, Clementina continúa levantándose a las cuatro de la mañana todos los días. Realiza tareas como el ordeño, la cosecha, la siembra, la recolección de huevos, la extracción de miel y la vigilancia para espantar a las comadrejas que amenazan a las gallinas.

Todo lo que aprendió en su infancia rural, así como en cursos y clases posteriores, lo aplicó en su finca. Esto le permitió construir un proyecto de vida con un impacto significativo tanto a nivel comunitario como regional. Clementina ha transformado no solo su propia vida, sino también la de su familia, su trabajo, su tierra y su comunidad, todo gracias a la oportunidad de tener su parcela.

La historia de Clementina Barajas en Guasca y las incontables cifras oficiales ilustran vívidamente la capacidad de las mujeres para transformar los sistemas alimentarios cuando se les brinda igualdad real de oportunidades y se reconoce su labor, tanto a nivel comunicacional como económico. Pese a las barreras socioeconómicas y culturales que aún persisten, su experiencia demuestra que el empoderamiento femenino y al acceso a tierras pueden revitalizar comunidades rurales y fomentar prácticas agrícolas sostenibles. La equidad de género en la agricultura no solo es una cuestión de justicia social, sino también un imperativo para la seguridad alimentaria, la regeneración, y la reconciliación con la naturaleza.  

Las historias de las heroínas locales como Clementina son un llamado a la acción para integrar un enfoque de género en las políticas públicas y transformar los sistemas alimentarios de manera justa e inclusiva.

Clementina y Luis

Referencias

  1.  Giner, C., M. Hobeika and C. Fischetti (2022), "Gender and food systems: Overcoming evidence gaps", OECD Food, Agriculture and Fisheries Papers, No. 184, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/355ba4ee-en.
  2. Encuesta Nacional Agropecuaria. DANE. 2019. http://surl.li/nuyhl
  3. Giner, C., M. Hobeika and C. Fischetti (2022), "Gender and food systems: Overcoming evidence gaps", OECD Food, Agriculture and Fisheries Papers, No. 184, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/355ba4ee-en.
Carmen Posada

Carmen Posada / Consultora y emprendedora de sistemas alimentarios, regeneración, territorio y coca


Es fundadora de Mucho Colombia, plataforma gastronómica enfocada en productos biodiversos que representan la rica y desconocida variedad alimentaria colombiana. También es creadora y directora del Festival Futuro Coca, una iniciativa para reivindicar la hoja de coca y su lugar en la gastronomía. Cuenta con un máster en periodismo gastronómico del Basque Culinary Center.

Actualmente vive en Madrid, desde donde busca seguir contando las historias del alimento y las conexiones que crea entre regiones, continentes y culturas.

3 Comentarios

  1. Camilo

    Excelente artículo sobre esta mujer campesina que con su trabajo contribuye al uso y a la conservación de la naturaleza

  2. Consuelo Saenz

    Excelente artículo! Felicitaciones y agradecimiento para Carmen que nos permite apreciar y reconocer el rol de la mujer en este maravilloso mundo del campo!

  3. Luz Elvira

    Excelente artículo, ya que conozco la calidad de productos de Clementina orgánicos y la excelente mujer trabajadora empoderada en su ardua labor. Gracias a Clementina y su familia. Y aCarmen Posada

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